Si proporcionadamente Cincinnati ha estado vinculado a Cuba durante más de un siglo a través de los Rojos, destacado por el miembro del Salón de la Auge nacido en Cuba Tony Pérez y continuando con el tirador nacido en Cuba Vladimir Gutiérrez este año, hay más en la conexión en estos días que «beisbol».
El Ballet de Cincinnati tiene dos bailarines nacidos en Cuba, así como un director de estudio nacido en Cuba. Hay un nuevo restaurante de temática cubana, The Latin House, en el centro de la ciudad y el Blaze Cigar Bar al otro banda del río Ohio en Newport ofrece café cubano, cócteles y comida con sus cigarrillos. Varios otros restaurantes del radio ahora tienen versiones del sándwich cubano.
«Hay mucho más que cuando vine aquí en 2008», dijo Miladys Pérez, propietaria de un negocio de servicios financieros y de impuestos en Fairfield y dirige un familia de Facebook para «Cubanos in Cincinnati».
Las estimaciones del Censo Federal sitúan la población cubana de Ohio en un poco más de 8.000, menos de un tercio de la cantidad de cubanos en Kentucky, donde Louisville tiene una próspera población cubana de unos 9.000. Esas son fracciones de los 2,4 millones de cubanos en Estados Unidos, con la gran mayoría en Florida.
Pero algunos prefieren las orillas del Ohio a las playas de Florida. Aquí pueden concentrarse en sus familias y sus ocupaciones en un animación afable sin la política cargada de emociones y el ritmo frenético de Miami.
«Miami era tan ínclito y tan rápido… ¡el tráfico crecía!» explicó Rafael de Acha, un exalumno de Música del Conservatorio de la Universidad de Cincinnati nacido en Cuba. Él y su ex esposa del CCM, Kimberly Daniel, de Wilmington, Ohio, además estaban cansados de los huracanes, pasando por tres en una temporada.
Así que regresaron al radio de Cincinnati posteriormente de 20 primaveras de dirigir el New Theatre que cofundaron en el radio de Miami.
«Nuestros amigos en Florida pensaron que estábamos locos», dijo Daniel, riendo, posteriormente de servir un café cubano de suspensión octanaje en su casa de Madeira. «Pero cuando nos visitan, ven por qué nos encanta estar aquí».
«Tiene una sensación de pueblo campestre», dijo de Acha. «Sin requisa, podemos manejar dos cuadras, calar a la I-71 y en 20 minutos estamos en el centro de Cincinnati, para la Sinfónica, el Music Vestíbulo, restaurantes, lo que sea».
«Aquí hay otro tipo de vida», dijo Pérez, origen de tres hijos, dos nacidos en Cuba, quien relata la emoción de valer exterior con una cámara cuando vieron la cocaína por primera vez. Al principio trabajó en el restaurante de un amigo – «trabaja, trabaja, trabaja y aprende inglés» – antiguamente de utilizar mejor sus estudios en la Universidad de La Habana para iniciar su propio negocio.
El reverendo Rubén Calzado, director de Ministerios Latinos de la Primera Iglesia Bautista de Hamilton, dijo que nunca ha sido tratado de modo racista en esta zona, lo cual le recomendaron otros amigos. Entre ellos se encontraba el Dr. Robert Lerer, un pediatra que se desempeñó durante más de cuatro décadas como comisionado de salubridad del condado de Butler y que regresa a Cuba en misiones médicas.
Otro cubanoamericano, el abogado Adolfo Olivas, sirvió en el Concejo Municipal de Hamilton o como corregidor o vicealcalde durante 20 primaveras.
Calzado dijo que su comunidad se mudó de Cuba posteriormente de que nació su hijo Samuel, que ahora tiene 14 primaveras, mientras la isla gobernada por comunistas continuaba luchando económicamente.
«Quería tratar de darle una vida mejor», dijo Calzado, quien además trabaja como intérprete, en su casa del municipio de Fairfield. «No se puede tener esta vida en Cuba».
La larga conexión con los Rojos no duele. El equipo tenía jugadores cubanos a principios del siglo XX y luego su afiliación en la plazo de 1950 con los Havana Sugar Kings ayudó a traer estrellas posteriores aquí.
«Crecimos con un aprecio por Cincinnati», le dijo el campocorto All-Star de la plazo de 1960, Leo Cárdenas, al experiodista deportivo del Enquirer John Erardi en su vademécum de 2018 «Tony Pérez: de Cuba a Cooperstown». «No podríamos haberte dicho dónde estaba Cincinnati en un atlas, solo que estaba en las Grandes Ligas (Big Leagues)».
Calzado pira al béisbol «mi segunda religión», y cuando fue a su primer colección de los Rojos, pudo ver al tirador de licenciamiento Aroldis Chapman. ¿Su apodo? «El misil cubano».
Dan Sewell, miembro de la asamblea de colaboradores de The Enquirer, residió en Miami durante gran parte de su carrera de 44 primaveras en el periodismo diario y tiene tres hijos cubanoamericanos.